PROVOKE

29 diciembre 2022 - General - Comentarios -

REVISTA PROVOKE

Material provocativo para pensar.     

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Durante los años 1960 y 1970 se popularizo en Japón un estilo fotográfico llamado “are-bure-boke”, que se caracterizaba por una imágenes en blanco y negro con mucho contraste, con mucho grano (are), movidas (bure) y desenfocadas (boke). Se fundamentaba en dos ideas centrales, una: el rechazo al realismo social fotográfico que se determinaba por un estilo impecable e historias impecablemente narradas y dos: por separar lo humano de la maquina, (el ojo del la cámara), así de un modo más impulsivo y sin mirar por el visor.

En 1968, año marcado por los movimientos de revuelta que cuestionaron el orden social surgido en la posguerra, nació en Tokio una revista, que se convirtió en uno de los hitos de la historia de la fotografía y cambió para siempre sus prácticas: PROVOKE que operó una ruptura radical respecto a la fotografía precedente. Fundada por los fotógrafos Takuma Nakahira y Yutaka Takanashi , el escritor Takahiko Okada y el crítico de arte Koji Taki, incorporándose en el segundo número el fotógrafo Daido Moriyama. Una publicación que solo llegaría a contar con cuatro números: Los tres primeros se publicaron entre 1968 y 1969 y en 1970 se publico el ultimo, “ Mazu tashikarashisa no sekay o sutero: Shashin to gengo no shiso” (Primero hay que abandonar el mundo de las certezas: Reflexiones sobre fotografía y lenguaje), haciendo balance de las actividades del colectivo y poniendo punto final a la publicación. (Fuente: Libro “La ilusión documental” Takuma Nakahira)

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Esta nueva vanguardia crea su propio manifiesto que apareció en el primer número de la revista y en el que declaraban la imposibilidad de que las imágenes contengan pensamientos en sí mismas o se presenten como un todo, llevando como subtitulo “Material provocativo para pensar” 


"Hoy, cuando las palabras parecen haber perdido todo sustento y estar suspendidas en el aire, el ojo del fotógrafo  captura fragmentos de realidad que no pueden ser expresados con el lenguaje como lo conocemos. El fotógrafo puede ofrecer imágenes  como documentos paralelos al  idioma y la ideología. Por eso, temerario  cual pudiera sonar, el  subtitulo de PROVOKE es "documentos provocativos para la reflexión""


Esta reformulación sobre lo que significa mirar, del sentido de la fotografía y del trabajo del fotógrafo desemboca en la publicación Kitarubeki kotoba no tame ni, (Por el lenguaje que viene), el primer monográfico de Takuma Nakahira y culminación de todo el trabajo critico de Provoke, que junto a Shashin yo sayonara, (Adios fotografía), constituyen uno de los hitos de esta corriente. Kitarubeki kotoba no tame ni presenta una sucesión de fotografías urbanas y nocturnas en blanco y negro con el significativo estilo del are-bure-boke, unas imágenes que evitan cualquier interpretación, dejando detenido su significado, provocando en el lector una respuesta más sensorial que narrativa con el fin de establecer nuevos patrones en la relación espectador-imagen.

Sin embargo, la apuesta de Provoke fue radical porque también cuestionó deliberadamente el concepto de fotografía como arte. No hay que olvidar que la fotografía en Japón alguna vez estuvo asociada con el documental, la publicidad, el marketing e incluso el arte. Por ello, Kaneko Ryuichi explica que la fotografía en Provoke busca entenderse a sí misma desde un punto de vista empresarial, periodístico e incluso artístico.
Por otro lado, nos atrevemos a creer que el concepto de arte en Japón proviene de una tradición completamente diferente a la occidental. En ese sentido, podemos estar seguros de que no se trata de una actitud hacia el arte, sino de un intento de entender que la fotografía tiene su propio valor, significado y símbolo. Desde el punto de vista de la semiótica, la fotografía no es solo arte, es un verdadero sistema de símbolos con características propias, que no necesita usar palabras para crear significado. Además, la estética Provoke también es consciente de la fotografía como objeto y encuentra una particular fascinación tanto en el aspecto físico de la cosa como en su transmisión/distribución.

El formato de revista permite a los lectores comprender la fotografía más allá de su belleza superficial o valor comercial. Las imágenes que ofrece Provoke son más como diarios, que tarjetas de exhibición de arte. En el tercer número, la revista reforzaba la idea de la imagen como cosa imprimiéndola en un papel más grueso y basto, pues quería hacerse eco de las ideas de Walter Benjamin y enfatizar la singularidad de la fotografía, cuestionando el valor de la inimitabilidad y irrepetibilidad. Una obra de arte irreproducible.


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Los miembros de Provoke comenzaron a explorar la fotografía como lenguaje, lo que en su contexto significaba ahondar en la relación entre el arte y la resistencia política. De esta forma, la fotografía debe entenderse como una actividad que involucra al cuerpo además de la visión y el pensamiento.
Conduce a la creencia de que hay una parte de la realidad que no se puede captar solo con la vista y las palabras.

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